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El hombre que amaba a los pájaros

Su nombre es Francisco González Táboas, aunque en la patria tuitera es conocido como Alverja. Hoy a cargo de la comunicación de la asociación civil Aves Argentinas, por diversos hechos fortuitos se fue convirtiendo, casi sin querer, en la principal fuente de consulta de escritores y escritoras (Uhart, Falco, Piñeiro, Santa Ana), que acuden a él cuando necesitan saber algo acerca de nuestro patrimonio natural. 
Queríamos saber cómo se llega a ocupar ese invisible rol y nos terminamos encontrando con un personaje fascinante, que hasta tiene su página dorada en la inmortal literatura de Hebe Uhart. 



 ¿Cómo surgió tu relación con el ámbito literario?
Me formé como editor de libros, trabajé varios años en un organismo público relacionado con las editoriales, las librerías y la lectura en el que estuve en contacto permanente con escritores, traductores y editores, fuí parte de la Fundación El Libro, organizaba la Noche de Librerías y tuve la suerte de poder viajar a varias Ferias del Libro internacionales y entonces bueno, me quedaron muchos amigos de ese ámbito.
¿Recordás alguna anécdota interesante de tus colaboraciones?
Sin dudas el recuerdo más lindo es con Hebe Uhart, quien me invitó una vez a su taller para hablar de aves con ella y sus alumnos y luego tuvimos algunos encuentros más en su casa para hablar de pájaros, que terminó con una pequeña crónica en su libro “Animales”. Una hermosa persona Hebe. Lástima que nunca llegamos a hacer la salida a mirar ave que teníamos planificada.
¿Algo de lo consultado por los escritores/as se destaca especialmente en alguna obra?
No, no me acuerdo, y muchas veces después no voy a buscarlos en la obra. Siempre son pequeños detalles, de comportamiento o confirmar los nombres de las aves. Me gusta que sean cosas muy chiquitas casi imperceptibles como por ejemplo saber si ese pájaro está en la región en la que transcurre la escena, etc. Tal vez lo más destacable es el “glosario de nombres de aves científico, en inglés y en español” que hicimos para el libro El Peregino de J.A. Baker, con los chicos de editorial Sigilo.
¿Qué sentís al realizar un aporte pequeño y oculto, pero importante, en obras de autores como Claudia Piñeiro, Federico Falco, Hebe Uhart y Antonio Santana?
Lo que más me gusta –independientemente de con quién lo consulten- es que los autores y autoras sientan ganas de chequear este tipo de información. Los nombres de las aves, de los árboles, plantas, sus regiones, cantos, etc. son parte de nuestro patrimonio natural pero también de nuestro patrimonio cultural y está bueno que estén bien  representados
Cuando se publicó El peregrino, de J. A. Baker, no dejó de destacarse el cuidadoso trabajo de traducción. ¿Cómo fue la relación con Marcelo Cohen, el traductor, teniendo en cuenta la importancia que adquirían tus aportes ya que El peregrino es una de las obras literarias más admirables que se hayan escrito sobre la naturaleza?
No tuve contacto con Marcelo, que hizo un trabajo increíble. Mi intercambio fue con los editores que también hicieron un laburazo. Mi aporte ahí fue ayudar a tomar una decisión sobre qué tipo de nombres usar, porque los nombres de Argentina, México o España, para una misma especie no son los mismos. Al final decidimos usar los de España, ya que son los más difundidos y eran mucho más acordes para nombrar especies europeas que en su mayoría no existen acá. Luego hicimos el glosario para que el público “ornitológico” pueda despuntar del vicio de entender bien a qué especie refiere el autor y las pueda “comparar” con las de las regiones de cada lector que es algo que, por ejemplo, a mí como lector me encanta hacer.


UN NATURALISTA

Le pregunto a Francisco si es ornitólogo y me dice "No, soy naturalista". Le comento las nuevas teorías filosóficas y jurídicas sobre los animales, según las cuales les han concedido derechos; también ha cambiado el lenguaje, con relación a los animales no se dice más "el hombre", se dice "el humano", como si dijéramos "el bicho humano". Asiente y añade en relación con su posición dentro de la ornitología: "Los estudiosos de las aves y los animales en general estamos divididos en dos grupos, conservacionistas y proteccionistas. Yo soy conservacionista, no nos detenemos en el bienestar de los individuos de una especie, tendemos a conservar la especie. Si una es plaga, por ejemplo la de los castores que destruyen otras especies, no vacilamos en matarlos. El proteccionista no mata a un castor aunque sea plaga que destruye el medio (...). 
Extracto de ANIMALES, de Hebe Uhart