Joven periodista y escritora, publicó una novela de no ficción que se convirtió en uno de los libros del año: Por qué volvías cada verano (Editorial Madreselva). A través de diversos recursos literarios, como la polifonía, Belén López Peiró pudo reconstruir una historia de abuso que sufrió desde los 13 hasta los 16 años por parte de su tío, un comisario de pueblo. "El proceso de producción del libro para mí fue muy sanador, y fue como una reconstrucción personal darme cuenta de que todas las voces que tenía en la cabeza tenían un hilo conductor, y todas juntas contaban una historia que eran parte de la historia de mi vida pero no toda mi vida".
Por el equipo editorial*
¿Creés
que el contexto actual de empoderamiento femenino te favoreció para animarte a
contar lo que te había sucedido? ¿Te imaginás qué podría haber sucedido si
hubieses publicado este libro diez o quince años atrás?
Sí, el contexto sin duda es
súper importante y es lo que hace posible no sólo que yo lo haya escrito y que
lo haya publicado, sino también que haya más cantidad de mujeres que puedan
leerlo. Creo que si bien el feminismo no empezó ahora ni mucho menos, sí hubo
un quiebre muy importante con la primera marcha del Ni Una Menos en junio del
2015, y que desde hace tiempo las mujeres venimos ocupando cada vez más
espacios en la sociedad, y nos estamos empoderando de una manera que hace que
no sólo más mujeres nos animemos a hablar, a dejar de callar, sino también a
dejar de lado todo ese esquema patriarcal que hace que vivamos de forma sumisa,
sin contradecir ese mandato, y que cada vez más mujeres podamos hablar,
cuestionar, buscar cada vez más oportunidades, más lugares, más espacios… Creo que
fue ese empoderamiento el que a mí me dio un click para entender que lo que me
había pasado no era una huella, una marca que me iba a quedar de por vida, y
que tenía que ser víctima de por vida, sino que yo podía transformar todo eso
que había vivido en algo positivo para mi vida, y eso la verdad es que se lo
debo a todo este gran movimiento de mujeres que alzó la voz, y también a mis
compañeras de taller, feministas también, que luchan desde hace muchos años y
que me impulsaron también a mí a alzar la voz. Y lo mismo respecto a las
lectoras, que cada vez son más, y que cada vez más les interesa saber, les
interesa aprender, les interesa leer y leerse, porque creo que el libro genera
eso.
¿En
qué medida te ayudó el acompañamiento de Gabriela Cabezón Cámara y las otras
talleristas, no sólo en lo literario sino en la parte humana?
El acompañamiento de Gabi
fue súper importante. Yo empecé un taller con ella hace tres años, y tuve la
suerte de tener compañeras súper importantes para mí. Una de ellas es Carolina
Cobelo y la otra Victoria Baigorrí, ellas dos también son escritoras, y fueron
las que me impulsaron, las que dieron rienda suelta a estas voces que yo tenía
en mi cabeza y que pude poner en papel, porque no sólo estuvieron dispuestas a escucharlas,
también me ayudaron a trabajarlas con mucho profesionalismo. Y lo que es la
parte humana, incluso me acompañaron en una de las veces que tuve que viajar a
ver la causa a provincia, ellas vinieron conmigo. La verdad es que fueron súper
importantes en todo el proceso literario, y también en todo el acompañamiento
humano, sin dudas fueron clave para mí.
¿Qué
esperabas antes de comenzar a escribir y qué cosas te sorprendieron luego de
haberlo hecho, tanto en lo personal como en la recepción del libro?
Sin dudas el proceso de
producción del libro para mí fue muy sanador, y fue como una reconstrucción
personal darme cuenta que todas las voces que tenía en la cabeza tenían un hilo
conductor, y todas juntas contaban una historia que eran parte de la historia
de mi vida pero no toda mi vida. La realidad es que era muy importante poder
agarrar herramientas de la literatura, y hacer un libro bello de un abuso sinceramente
es muy transformador y sanador: creí que era la parte más importante… Sin
embargo, la publicación y las posteriores repercusiones, las presentaciones que
hasta el día de hoy siguen... Hoy por ejemplo presento el libro en la Facultad
de Letras de la UBA (N. de la R.: esta entrevista se realizó el jueves 27 de
septiembre). Y eso obviamente me sigue conmoviendo, la cantidad de gente que se
interesa. Porque más allá de las literarias, el libro también cruza distintas
instituciones, entonces está el interés de la psicología, de abogadas, de la justicia.
La verdad es que eso también me sorprendió mucho.
¿Tuviste
oportunidad de recibir devoluciones de mujeres que pasaron por situaciones
similares a la tuya?
Lo que permiten las redes
sociales es el acceso directo a la autora, y un poco fue eso lo que pasó: muchas
mujeres que me contaban que leyendo el libro se leían a ellas, que podían leer
palabras que escribían su propia historia, entonces me parece que eso está
buenísimo. Primero porque el primer paso es reconocer cuando hay algún tipo de
violencia, y que hayan tenido la posibilidad de encontrar en mis palabras una
forma de sanar propia la verdad es que es muy gratificante. Mujeres que leyeron
el libro y que a partir de eso se animaron a hablar con familiares, con
parejas, o incluso que me contaron a mí su historia y que fui la única persona
que se animaron a contársela. Incluso aunque hayan abierto la mensajería de
Facebook, Instagram o lo que sea, y se hayan animado a contármelo a mí, es una
forma de poner en palabras aunque sea por primera vez lo sucedido, y eso ya
libera. Incluso también hombres, que al leerlo decían “Bueno, esto siento que
me hace estar más atento como padre, como pareja, me hace tener los oídos más
abiertos”. Hombres y mujeres, la verdad es que en eso tuve una recepción
inesperada y totalmente gratificante.
¿Cómo
hacías para despejarte durante la escritura del libro?
Me gusta esta pregunta,
porque si hay algo que pude hacer durante el proceso de escritura es divertirme
también. O sea, correrse del lugar de víctima no sólo implica esto de animarse
al deseo, sino también de empezar a vivir con alegría la vida, a disfrutar, a
divertirse. Incluso también tiene que ver con poder escribir esta historia con
amigas, divirtiéndome, que me vayan aconsejando que ser profesional es poner
manos a la obra y contar una historia lo más trabajada posible. Y que nos
podamos emocionar, yo me pueda poner triste pero también me pueda sentir alegre
de lo que había logrado. Creo que fue un despeje constante en ese sentido. Si bien
obviamente que hubo momentos en los que me sentía un poco agobiada, porque
obviamente no era fácil el tema de recordar, el tema de editar y demás, creo
que el proceso más allá de todo fue muy esclarecedor y estuve muy bien
acompañada, y eso se lo debo todo a ellas, sin dudas.
De
todo lo que se dijo acerca del libro, ¿cuál fue la lectura que vio algo en lo
que vos no habías reparado, pero que podés reconocer como acertada?
Sinceramente creo que todas
las lecturas fueron acertadas. Escuché atentamente todas las lecturas que me
hicieron sobre el libro, cada vez que me hicieron un comentario o alguna
pregunta, incluso aunque se hubiesen confundido en algún personaje, me parece
que las lecturas fueron acertadas porque a todos les llegó algo, y eso creo que
es lo más valioso. En todos provocó una reacción, fue muy impresionante en ese
sentido. Personas que lo leyeron en dos horas; personas que no pudieron
terminar de leerlo por lo fuerte, o que quizás lo compraron y lo tienen guardado porque
todavía no se animan; personas que lo leyeron varias veces y que lo fueron
circulando, y que me hacen preguntas, quieren saber cómo sigue, qué es lo que
pasa; personas que hacen otros juegos, otros entramados dentro de las voces, y
que piensan que ciertas voces soy yo y no otra persona. Me parece que todas las
lecturas son acertadas, porque ya el hecho de animarse a leerlo y a poder sacar
las propias conclusiones, y a poder meterse en esto, me parece valiosísimo. Entonces
escucho atentamente todas, y las valoro muchísimo, muchísimo. Para mí es muy
grato, todo lo que generó el libro es maravilloso.
¿Qué
sensaciones te produce el hecho de que tu libro sea uno de los más importantes
e impactantes del año?
La verdad es que es un honor
que me digas eso. Ya el hecho de haberlo publicado para mí fue un antes y un
después en mi vida, y me parece maravilloso, más allá del libro en sí como objeto,
que la historia pueda generar ese impacto. Porque eso significa que, como decíamos
al principio, cada vez hay más lectores, lectoras que se animan, que quieren
saber, que les interesa el tema, que quieren cambiar, que quieren hacer una
revolución, que quieren que dejen de matar a las mujeres, que dejen de
violarlas, que dejen de abusarlas, mujeres que quieren empoderarse. Me parece
que eso es lo más importante de todo. Yo estoy muy agradecida y lo único que me
motiva todo esto es a seguir escribiendo, y nunca deje de escribir, así que
sigo adelante un poco con mi obra.
*Para preparar esta nota evitamos repetir las preguntas que le hicieron sus amigas y compañeras Gabriela Cabezón Cámara y Carolina Cobelo, en una entrevista que fue publicada en el suplemento Las 12, de Página 12. Por razones obvias, recomendamos su lectura para tener un conocimiento más profundo de la autora y su obra.