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Entrevista a Silvina Olschansky (autora de El Marginal)

Silvina Olschanky, autora de El Marginal junto a Guillermo Salmerón, repasa los desafíos que enfrentaron durante la escritura de la exitosa precuela, destaca el trabajo grupal y no duda en resaltar la tarea de las actrices: "Todas me parecen unas genias que están en el tono justo, son guarras sin irse al carajo". 
Por Lucas Bauzá

Teniendo en cuenta que la temporada 1 era originalmente una serie de 30 capítulos, que luego se convirtieron en 13 capítulos con un ritmo narrativo frenético: ¿En qué te modificó el nuevo formato a la hora de trabajar?
Bueno, ahora ya de entrada sabíamos cuál sería la extensión real de la seria. Así que había que ser super resumido ya desde el guión. Porque teníamos menos capítulos y más personajes, más historias. Los libros siempre deberían ser así, tener un gran trabajo de síntesis. Pero para llegar a la mayor síntesis hay que trabajar más. Y a veces el tiempo que manejamos para escribir un programa no nos permite hacerle al libro todas las pasadas de revisión que quisiéramos. Esa sería un poco nuestra meta como autores, poder hacer libros poniéndoles todo el tiempo de trabajo que sentimos que necesitan. Y no todos los autores tienen los mismos tiempos, nosotros tenemos los nuestros, en nuestra forma de trabajo necesitamos que el material decante, a veces cuesta con la ansiedad y los tiempos de producción que te  corren. Pero por suerte cada vez estamos logrando mayor libertad y comprensión en ese sentido.  
   
¿Cuáles fueron los principales desafíos narrativos en la construcción de esta precuela?
Principalmente que todos los personajes tengan su propia historia bien llevada. Darle el protagonismo a quienes son protagonistas. Y que los demás  personajes tengan la misma profundidad. También nos tuvo preocupados la búsqueda de no repetirnos respecto de la temporada uno. Y queríamos que sí o sí haya más mujeres en la historia, eso fue una de nuestras bases para la construcción de la serie.

Se cuestionó mucho la función social que cumple un ciclo televisivo como El Marginal. En tu caso, que hiciste programas como Televisión por la Inclusión, ¿te molestó que se haya tenido que aclarar qué buscaron plasmar en El Marginal?
¿A qué te referís? No estoy enterada que se haya tenido que aclarar lo que buscábamos plasmar. Si es por aclarar que es una ficción que no tiene taaanto que ver con la realidad, no me molestó para nada aclararlo. Me parece que no está de más explicarlo, el público no tiene por qué saber. Salvo quienes conocen la realidad de las cárceles que se dan cuenta obviamente.  
 
En esta serie conviven escenas realistas, que incluso recrean problemáticas graves de nuestra sociedad, con otras que se alejan en mayor o menor medida de la verosimilitud; también sucede con el humor y el horror, incluso en una misma escena. ¿Cómo hacés para equilibrar entre esos polos en pugna?
No sé, hay una intuición. Y mucho ida y vuelta entre nosotros para ponernos límites y equilibrar. Decirnos “con esto ya te fuiste a la mierda”. A veces en una primera lectura se te pasa, pero en la segunda o la tercera, te salta. Pero igual para mí el humor negro y el horror no son polos en pugna, se acompañan y, salvo en el género de terror, hasta se necesitan.    

¿Cuál es tu impronta personal en la serie, es decir, algo que partió de vos y ahora es parte del total sin que lo dejes de reconocer como propio?
No sé, obviamente hay cosas que siento más mías, pero prefiero que esos detalles los guardemos dentro de nuestro equipo. Por un lado, el trabajo está hecho entre todos, y uno puede pensar que tal cosa es suya, pero en realidad lo suyo era una mierda que quedó bien porque el otro la mejoró. Y por otro lado, me da petulante decir “esto y esto es mío”. Sé que vas a entrevistar a otros del equipo, ¡espero que sean igual de humildes o se pudre todo! 

Claudio Rissi dijo que su personaje lo divirtió porque con Borges pudo hacer todo lo que no hace en su vida personal. ¿Te divierte crear y desarrollar personajes que llevan a cabo acciones aberrantes?
No sé si me divierte. Me divierte verlo cuando ya está actuado, pero cuando lo estamos armando, sufro un poco temiendo que sea una exageración, que no sea verosímil. Uno sabe que hay gente capaz de todo tipo de actos aberrantes, pero igual cuando lo escribís tratando de ponerle onda, te da duda. Y en este caso, con Mario Borges, y también con Diosito, son de terror pero a la vez son un poco queribles... digo “un poco” para no jugarme a decir “muy”... Pero en mi función de escritora, por un lado deseo que lo quieran al personaje, pero a la vez deseo que no lo quieran: porque puede matarte a vos o a tu vieja o a tu hijo. Es una contradicción que creo que está en el público y que tenemos nosotros también al escribirlos.  

¿Qué trabajos actorales te sorprendieron más, por la distancia que había entre lo que leías en los libros y lo que terminó viéndose en pantalla?
La verdad todos. Este es un programa donde todos mejoran el libro. Y como la mujer del grupo autoral, me gustaría comentarte de las actrices. Todas me parecen unas genias que están en el tono justo, son guarras sin irse al carajo. Son violentas y todo, pero en su justa medida. No las siento re, re quemadas. Creo que la mujer re, re quemada ya merecería un tratamiento distinto desde el guión, ya son un caso aparte. Y si las actrices se hubieran pasado de tono en la actuación, no sé si no nos dejaban de garpe...