"Si saber no es un derecho, seguro será un izquierdo", por Rocco Carbone y Nuria Giniger* (ilustrado por Nach Humor Barato)
Lxs autorxs, investigadorxs del Conicet y docentes, analizan la lucha estudiantil universitaria contra el gobierno del ajuste. "Finocchiaro habló de una “alianza kirchnerotroskista”. El ministro no creó ni acuñó una nueva categoría conceptual, pero reconoció una identidad nacida de la lucha y de la resistencia".
*UNGS-CONICET y CEIL-CONICET
Luego de cuatro semanas de huelga, movilizaciones masivas,
tomas de facultades y rectorados y abrazos a las universidades, a lo largo y
ancho del país, toda la comunidad universitaria participó el jueves pasado de
una marcha histórica marcha a la Plaza de Mayo. El acto tuvo dos objetivos:
reclamar en contra de la destrucción de la educación pública y del sistema
nacional de ciencia y técnica que está llevando a cabo el gobierno de la
Alianza Cambiemos; destrucción que impacta en los salarios y en el regular
funcionamiento presupuestario. Y dos, la defensa de la construcción del
pensamiento crítico, eje vertebrador de la universidad pública, científica,
laica, popular, feminista y gratuita. El sentido de universidad encarnado en la
manifestación popular es aquel de la Reforma cordobesa de 1918. Por ende, la
universidad que estamos defendiendo –que tiene un sentido contrario a la
concepción educativa y científica del FMI con su teoría del ajuste– sintetiza
un siglo de luchas.
El colectivo que integra la marcha educativa sabe que el
conflicto es menos sectorial que político y por medio del aumento de la
conflictividad social pretende desgastar un poder que ataca la vida de la clase
trabajadora. Por eso mismo, el acto popular se dirigió de la Plaza del Congreso
a la Plaza de Mayo, descartando el Ministerio de Educación como centro de la
manifestación. En esa elección se cifró un reconocimiento: que el ministro de Educación,
Alejandro Finocchiaro, es un accidente de la historia. Pero a esa figura
ministerial, borrada notablemente, por cierto, de los debates educativos y
colectivos de la Argentina actual, hay que reconocerle un concepto que expuso
el martes pasado. Pues habló de una “alianza kirchnerotroskista”. El ministro
no creó ni acuñó una nueva categoría conceptual, pero reconoció una identidad
nacida de la lucha y de la resistencia. Identidad que excede a la categoría en
su límite semántico y nos contiene a todxs en la oposición a este Gobierno. Más
enfáticamente aún: al nombrar esa alianza, el ministro está mencionando una
preocupación que –sospechamos, suponiendo acertar– es menos suya que de todo el
Gobierno. Pues es notorio que el ciclo de protestas que comenzó con la asunción
de este Gobierno tiene como esperanza y expectativa la creación de una
alternativa política que aparte para siempre al poder oscurantista que hoy
dirige el Estado, restituyendo los derechos que este Gobierno pretende liquidar
y profundizando un proceso de transformaciones de una Argentina latinoamericana
en clave emancipadora. Esto es: una alternativa política de liberación y
superación.
La preocupación gubernamental se ubica en la potencia del
conflicto, de la lucha y de la movilización. Emergentes que presuponen la
configuración de un programa popular. Éste tiene su articulación primigenia en
ese ágora plebeyo que recoge los estruendos de las calles, con sus debates,
asambleas y que redunda en la organización. El Gobierno se preocupa porque
entiende que lo sectorial ha perforado sus límites y está en estado de
expansión hacia lo político. Y sobre todo porque las grandes mayorías
populares, relegada, atacadas por el gobierno de la Alianza Cambiemos, han
entendido que el camino es la unidad.
Frente a un poder salvaje y oscurantista de derecha, que
destruye hasta el propio Estado de Derecho, la salida es por izquierda. ¿Qué
significa eso? Ni más ni menos: dejar de lado los sectarismos que a menudo nos
impiden reconocernos como parte del mismo bloque: trabajadorxs, estudiantes,
desocupadxs, lxs organizadxs, lxs que aún no se han organizado, todxs lxs
agredidxs por las políticas de destrucción de un rumbo soberano para nuestro
país y nuestro continente. Hoy más que nunca la Plaza de Mayo es la Plaza del
Pueblo. Hoy más que nunca, como recita un verso de Silvio Rodríguez garabateado
en un graffiti de un banco público de la Universidad Nacional de Córdoba: “Si
Saber no es un derecho, seguro será un izquierdo”.
Este texto apareció publicado originalmente en Fm La Patriada.